La historia de Darel: todo sigue
¿Recuerdas cuando tu abuela te decía “cuidado, no corras con las tijeras en la mano”? Y es que por desgracia los accidentes ocurren, pero también se superan. Pueden pasar en el día a día o practicando tu deporte preferido. Esta fue la historia de Darel*, un joven surfero australiano de 16 años.
Mientras estaba cogiendo algunas olas con sus amigos, una demasiado grande lo derribo de su tabla. Al caer y con la fuerza de la marea, su tabla le impactó en la cara, rompiendo el hueso de la mejilla y dañando su ojo. Cuando sus amigos le trasladaron corriendo al Hospital más cercano, los médicos no tuvieron más remedio que extirpar el ojo para salvar su vida. Durante las semanas siguientes, mientras sus heridas curaban, tuvo que usar un parche que evitara la infección de la cavidad ocular. Un año después, con un iris azul nuevo, sigue haciendo snorkel y surf cada fin de semana y disfrutando de su vida normal con sus amigos y su novia.
“Quiero que la gente de mi edad se dé cuenta de que no pasa nada si pierdes un ojo, la vida sigue, puedes hacer lo que te gusta. Además, las chicas se te van a seguir acercando en el pub, aunque esa sea la parte que menos le gusta a mi novia.”
*Los nombres de las personas de esta historia han sido modificados para preservar su identidad anónima.