La historia de Sophia: lo que enseña una mirada
Perder la visión en un ojo, o completamente el globo ocular, puede resultar en un trauma. Estamos acostumbrados en la imaginación de todos a asociar las prótesis a los ojos de cristal de la ficción, los parches con piratas y las prótesis con los malos de las películas.
Pero la realidad esta lejos de la ficción. Las prótesis han avanzado tanto que ni se nota la diferencia con el original, y la perdida ocular es más común de lo que pensamos, está a la orden del día a día.
Puede producirse por esa enfermedad que tanto conocemos, el cáncer, que no distingue entre adultos y niños.
Como en el caso de Sophia*, una niña de 5 años australiana que, en tan solo unas semanas, sus padres comenzaron a notar como perdía el equilibrio, se chocaba con elementos que parecía no ver y su pupila estaba demasiado dilatada. Tras la atención médica, el diagnostico que les dieron a sus padres fue cáncer en el globo ocular. El siguiente paso era extirpar el ojo al completo para evitar su metástasis al cerebro. Tras las operaciones y la radioterapia, con la pequeña ya curada, se le puso una prótesis ocular. ¿Cuál fue su reacción al mirarse al espejo de nuevo? “¡Mira mamá, ya tengo dos ojos otra vez!”
Y es que, al final, tenemos que aprender de los peques. Lo que ellos ven como algo normal, es porque es lo más natural.
*Los nombres de las personas de esta historia han sido modificados para preservar su identidad anónima.